BATAVIA, Nueva York — Cuando finalmente se silenció el micrófono rojo, blanco y azul, unas 3,000 personas habían escuchado horas de diatribas y reclamos.
“Estamos en guerra”, dijo uno de los individuos que hablaron. Otro afirmó que estaba dispuesto “a recibir un tiro por mi país”, mientras que un tercero sostuvo que “te odian porque odian a Jesús”.
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A los presentes se les dijo que era hora de “ponernos la armadura de Dios”. El general del ejército de tres estrellas en retiro Michael Flynn, la gran atracción del evento, invitó a la gente a que se bautizase.
EL EXASESOR DE TRUMP EN SEGURIDAD NACIONAL, MICHAEL FLYNN, ENCABEZA EL MOVIMIENTO
Cantidades de personas salieron de la gran carpa donde había tenido lugar el acto y caminaron hacia tres grandes tubos de metal llenos de agua. Mientras sonaba música de alabanza, una tras otra se presentaron ante un pastor, que los hizo sumergirse en el agua y les dio la bienvenida al movimiento en nombre de Jesucristo. Una mujer lucía una camiseta que decía “Ejército de Dios”.
Flynn le dijo a la multitud que estaban en medio de una “guerra espiritual”, de una “guerra política”, y alentó a la gente a que se sume al combate.
El acto fue parte de ReAwaken América (Despierta Nuevamente Estados Unidos), una iniciativa de Flynn, quien fue asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca bajo el gobierno de Donald Trump, y del empresario de Oklahoma Clay Clark.
Ambos la pusieron en marcha después de la insurrección del 6 de enero del 2021, que intentó sin éxito impedir la certificación de la victoria de Joe Biden en las elecciones de fines del 2020. Tanto los asistentes como las personas que hablaron insisten todavía --en contra de la evidencia y de decenas de fallos judiciales-- en que Trump ganó las elecciones.
Desde el año pasado, el ReAwaken America Tour transmitió a miles de personas de 15 ciudades grandes y pequeñas el mensaje de que la nación está siendo asediada.
El tour es una especie de espectáculo itinerante que recluta gente para un creciente movimiento nacionalista cristiano envuelto en la bandera de Dios, el patriotismo y la política, que ejerce cada vez más influencia en el Partido Republicano.
En la versión del país que promueve el movimiento, el cristianismo debe ser el centro de la vida y las instituciones. Pero está siendo atacado y hay que luchar para restaurar las raíces cristianas de la nación. Es un mensaje que el movimiento repite hasta el cansancio y que va en contra del concepto de democracia pluralista de la constitución. Pero es un mensaje que está convenciendo a mucha gente.
Una encuesta de mayo de la Universidad de Maryland determinó que el 61% de los republicanos apoyan que Estados Unidos sea declarada una nación cristiana.
“El nacionalismo cristiano socava y ataca valores básicos de la democracia estadounidense, como la promesa de libertad religiosa para todos”, manifestó Amanda Tyler, directora ejecutiva del Comité Conjunto Bautista (Baptist Joint Committee), que impulsa la libertad religiosa.
Agregó que la causa de ReAwake es una causa política partidista, que disemina desinformación para perpetuar la gran mentira (de que Trump ganó las elecciones) y obtener otro resultado la próxima.
ReAwaken es una especie de caja de petri del nacionalismo Cristiano y promueve la idea de que hay una batalla en curso entre fuerzas del bien y el mal. Las fuerzas del mal incluyen al gobierno y a los demócratas.
“Es un acto político en el que se usan esteroides espirituales”, de acuerdo con Kristin Kobes Du Mez, profesora de historia de la Universidad Calvini de Michigan, que estudia a los evangélicos.
ReAwaken se presenta a menudo en iglesias con altoparlantes y sus oradores les hablan a los fieles desde el púlpito.
El espectáculo de Batavia se hizo en los terrenos de una iglesia, luego de que religiosos y líderes comunitarios de la vecina Rochester les dijeron que no eran bienvenidos.
Los disertantes fomentaron el miedo y el odio. Los inmigrantes cruzan la frontera “para tomar tu lugar”, dijo uno. Los homosexuales y los pedófilos son incluidos en una misma categoría, la de pecadores que no honran a Dios. Las vacunas que salvan vidas impulsan “un genocidio”. “El enemigo te quiere poner un bozal”, dijo otro disertante. “Quiere taparte la boca”.
“En este ReAwaken America Tour”, dijo Clark, “Jesús es el rey y Donald Trump es nuestro presidente”.
Estos eventos de ReAwaken se parecen mucho a los actos de Trump. Los reclamos y el desdén por las instituciones de gobierno son una constante. Entre los disertantes figuraron los hijos de Trump Eric y Don Jr.; un gran amigo de Trump, Roger Stone, y Robert F. Kennedy Jr., quien disemina desinformación en torno a las vacunas.
En el acto de Batavia, Eric Trump y otros oradores dijeron que el allanamiento de la casa de Donald Trump en la Florida en busca de documentos clasificados demostró que el gobierno está en contra de sus ciudadanos.
“Cosas del tercer mundo dignas de una Gestapo”, afirmó el hijo de Trump. Luego de que terminó su discurso, un grupo de personas rezaron con él.
Otros oradores promovieron teorías alocadas. Uno dijo que el presidente John F. Kennedy fue asesinado en 1963 porque amenazaba con denunciar un complot para esclavizar a hombres, mujeres y niños en Estados Unidos.
Otro sostuvo que un profeta hebreo pronosticó hace 2,500 años que la Corte Suprema de Estados Unidos anularía el derecho constitucional al aborto.
Abundaron los ataques personales a los demócratas de tono subido. Clark cuestionó el género de la exprimera dama Michelle Obama.
La volátil combinación de política, cristianismo y teorías conspirativas que presenta ReAwaken podría dar paso a violencia política, según dijeron varios académicos a la AP.
Samuel Perry, sociólogo de la Universidad de Oklahoma, ha hecho varios estudios sobre el nacionalismo cristiano.
En una encuesta de agosto del 2021, la mitad de los estadounidenses de raza blanca que expresaron una fuerte identificación con el nacionalismo cristiano dijeron que creían que las cosas estaban tan mal que “los verdaderos patriotas” podrían tener que recurrir a la violencia.
“Creo que todos nosotros pensamos que Estados Unidos está a punto de desaparecer”, declaró Clark a la AP.
Flynn es una presencia constante en los eventos de ReAwaken America, donde lo presentan como un mártir de la extrema derecha, un general en retiro que pagó un precio muy alto por trabajar para Trump.
Una investigación de AP y Frontline publicada el mes pasado indicó que Flynn usa sus presentaciones públicas para movilizar votantes, conseguir apoyo para forjar alianzas y crear una red de organizaciones sin fines de lucro que lo ayuden a promover su movimiento.
Es irónico que Flynn se presente ahora como un guerrero populista. Era el típico “insider” que se movía como pez en el agua en Washington hasta que Trump lo despidió en febrero del 2017 por mentir acerca de los contactos que había tenido con los rusos.
Flynn libra ahora una cruzada contra el mismo establishment que lo empleó por años y que le dio acceso a muchos de sus más preciados secretos.
“Ahora resulta que es un general espiritual”, comentó Anthea Butler, especialista en religión y política estadounidense de la Universidad de Pensilvania.
Butler dijo que la forma en que Flynn y ReAwaken fusionan el nacionalismo cristiano con la idea de una guerra espiritual es peligrosa porque da a entender que hay gente “demoníaca” en el gobierno y que los cristianos deben actuar para salvar el país. “Si se empieza a hablar de una guerra espiritual y de que hay que tomar las armas y esas cosas, entonces hay que alarmarse”, manifestó.
Katherine Stewart, autora de “The Power Worshippers: Inside the Dangerous Rise of Religious Nationalism” (Los adoradores del poder: El Peligroso Avance del Nacionalismo Religioso), asistió a un evento de ReAwaken en marzo del 2022 en una iglesia de San Marcos, California. Dijo que fue como entrar a “un universo paralelo”.
“Los líderes del ReAwaken America tour llevan a la gente a una cámara de resonancia en la que no existen los hechos”, expresó. “Les hacen creer que hacen lo que más le conviene al país. Pero todas sus buenas intenciones son puestas al servicio de un programa que divide al país como nunca antes y que podría destruir nuestra democracia”.