Una cuenca salada en el sur de California podría explicar las razones por las cuales la falla de San Andrés en California ha estado “quieta” y no se ha producido aún el terremoto conocido como “Big One”.
Según se reporta en una investigación en la prestigiosa revista Nature, la falla de San Andrés es una de las más grandes del mundo con 800 millas de extensión y separa las placas de Norteamérica de la placa del Pacífico.
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Uno de los sectores de la falla, el meridional, ubicado entre el lago Salton Sea y la ciudad de Parkfield, lleva más de 300 años sin movimientos sísmicos, lo que ha generado preocupación entre los científicos ya que si existe energía acumulada durante todos esos años, puede ocurrir una catástrofe cuando sea liberada, y afectaría grandes zonas urbanas, como Los Ángeles.
El autor de la investigación publicada en Nature, Riley Hill, dijo que la falla “supone el mayor peligro sísmico de toda California. El sur de la falla de San Andrés es una sección bloqueada y cuando se rompa, causaría daños significativos en el área metropolitana de Los Ángeles”.
Hill y sus colegas recopilaron datos de rocas cercanas a la falla y determinaron que los terremotos ocurrían cada 180 años con un margen de error de 40 años y coincidían con los altos niveles de agua en los lagos de la zona, como la cuenca Salton Sea y el lago Cahuilla.
Pero han pasado 300 años desde el último terremoto de magnitud en la zona de la falla.
Los investigadores recrearon en un modelo de computadora cómo el peso del agua del lago Cahuilla afectó el fondo del cuerpo de agua, doblándolo, lo que separó las placas que confirman la falla de San Andrés, provocando movimientos sísmicos.
Al parecer, el agua del lago se filtró en los espacios vacíos, lo que aumentó la presión en el interior de la falla y separó aún más las placas, provocando movimientos.
Tanto la cuenca Salton Sea como el lago Cahuilla enfrentan una tremenda sequía desde hace años lo que puede explicar el por qué no han existido movimientos sísmicos en la falla de San Andrés ocurridos por la presión de las filtraciones de grandes masas de agua, que han estado ausentes tantos años.
El lago Cahuilla supo ser 32 veces más grande que Salton Sea actual y se alimentaba del río Colorado, que también enfrenta una sequía.
No obstante, Hill y sus equipo determinaron que no solo el volúmen de agua aumenta la presión sobre las placas y provoquen deslizamientos sino que también puede incidir la velocidad con que el lago sea rellenado, y esto es precisamente lo que se planea hacer con el Salton Sea - un lago salado-: rellenarlo de agua.
Esto es una mala noticia ya que de ser así, generaría desplazamientos de las placas a lo largo de la falla de San Andrés, lo que provocaría el esperado terremoto conocido como el “Big One”.
De acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), existe 60% de probabilidades de que un terremoto de magnitud 6.7 sacuda Los Ángeles en los próximos 30 años.