MÉXICO - Venciendo el miedo a contagiarse, recorrieron los pasillos en busca de su padre. Entraron a las áreas de terapia intensiva, vieron a cada uno de los enfermos que luchan por su vida, pero no estaba entre ellos.
“Si quieren venir acá para que vean que no hay nadie", les dijeron en el hospital.
Durante más de 6 días la familia de Pedro Hernández ha buscado su cadáver en el hospital en el que murió y en la morgue, porque luego de notificarles que falleció por COVID-19 les entregaron unas cenizas que, más tarde supieron, eran otra persona.
"Y no nos entregan el cuerpo, de la noche a la mañana resulta que se perdió", asegura la sobrina de Pedro Hernández.
Los representantes de la clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social donde todo ocurrió, se disculparon y aseguraron que trabajan en localizar los restos extraviados.
"Vamos a hacer la identificación de los otros familiares para a hacer el cambio", les dicen.
Casos como este se han repetido en múltiples ocasiones en México desde que inició la pandemia. Otra mujer también vivió la misma pesadilla cuando le dieron los restos de otra persona.
"Que me lo entreguen como lo tengan, pero que me entreguen a mi esposo", afirma Teresa Patrón, confundieron el cadáver de su esposo.
Ante esta situación, en muchos crematorios del país están comenzando a usar las “placas testigo”, las cuales permanecen con el cuerpo desde que llegan a los crematorios y hasta que entregan a sus familiares las cenizas.
Las insignias hechas con materiales especiales resisten los cientos de grados que hay en medio del fuego.
"Es una placa de acero inoxidable, con una aleación especial que se coloca en la muñeca o tobillo y viene con un número consecutivo", explica Carlos O'Farril, quien creó las placas.
Una vez que el cuerpo es incinerado, la placa se saca de entre las cenizas y se entrega junto con la urna.
De esta forma, los deudos no tienen que sufrir una y otra vez la pérdida de sus seres queridos o sepultar a alguien que ni siquiera conocían.