Rebeca y su familia dedican todas sus tardes a transformar su traspatio en un huerto urbano, una práctica que ha aumentado en la ciudad mexicana de Guadalajara como alternativa para generar alimentos en medio del aislamiento para contener la expansión del coronavirus.
La familia de Rebeca espera paciente a que las primeras semillas de vegetales y legumbres germinen y den vida en medio del aislamiento que los ha mantenido en casa en México.
Afirman a Efe que dedicarse a la tierra les ha servido de terapia ocupacional, pero también una manera de producir sus propios alimentos.
"Sí me gustaría tener una cierta independencia alimenticia y pueda tener mis propios alimentos, pero por ahora es primero aprender y tener contacto con la naturaleza, es muy terapéutico", señaló.
Maíz, frijol, lechuga, limón, amaranto, sandía y calabaza. Las plantas han brotado después de unos días y esperan a ser trasplantadas. Rebeca asegura que en poco tiempo los niños han entendido la importancia de la tierra y de los alimentos.
"Ahí van creciendo las plantitas y los niños están encantados, muy contentos de ver la magia que existe en las plantas, una semilla que aparentemente no tiene vida y que puede estar almacenada no sé cuántos años, de repente la pones en la tierra y da vida", señala con emoción.
En las últimas semanas, muchas personas han buscado la manera de sembrar en sus casas. En macetas, en plásticos desechables, en su ventana o en algún patio pequeño.
En redes sociales son cada vez más quienes acuden a los grupos que promueven la horticultura para saber cómo iniciar y resolver otras dudas.
Erandi Díaz es parte de los proyectos "Azoteas vivientes" y "Biosfera", que desde hace más de dos décadas ofrece talleres para la producción sustentable de alimentos desde la casa.
Confiesa que desde un mes atrás aumentó el número de personas que le han pedido asesoría para iniciar sus cultivos.
"Sí ha habido un incremento exponencial con respecto al miedo que genera cualquier crisis, pero también al aprovechamiento de las oportunidades. Hay gente que pregunta si se va a poner difícil la situación alimentaria y por eso creemos que es el momento para que aprovechen y puedan aprender", señaló.
Erandi vive entre plantas y árboles desde que era niño. Construyó su huerto con semillas orgánicas que además intercambió con personas de otros lugares. Conoce palmo a palmo las hojas que emergen del suelo, sus propiedades alimenticias y medicinales.
Ahora abrió su espacio a manera de taller-escuela en el que las personas pueden ir a ayudar con la siembra, el mantenimiento y la cosecha a la vez de aprender y tener a cambio semillas para plantar y asesoría para llevarlas a buen fin.
Considera que el aislamiento voluntario es una buena oportunidad para que las personas generen sus propios alimentos de manera más sana y sustentable, además de la posibilidad de tener ingreso extra con la venta de lo que les sobre de la cosecha.
"Sí puede ser un autosustento, sí te puede ahorrar dinero, en vez de gastar en cilantro, perejil o jitomate, lo puedes cultivar en tu casa. El movimiento de cultura urbana es aprovechar lo que se tiene a la mano para generar la opción de alimentarnos sanamente desde el mismo lugar donde estamos", explicó.
Mónica Cevallos, fundadora del grupo "Orgánicos Pacha-Mama" comenzó a producir hace unos 40 años sus propios alimentos para dar de comer a sus ocho hijos. Ahora se dedica a vender sus alimentos y enseñar a otras personas lo que ha aprendido de sus padres o abuelos y de sus propias experiencia por varios países.
"No es difícil, poner una semilla en la tierra representa saber esperar, es cuestión de paciencia y de decisión, de que quiera aprender a sembrar. Siempre digo a mis alumnos que busquen un espacio donde entre el sol que les dé vida, puede ser en macetas, en la terraza, en la ventana y van a ver cómo cambia el panorama de su familia", concluyó.