MÉXICO - Los pobladores tomaban y arrojaban piedras y palos a los policías mientras corrían detrás de ellos. Minutos antes, los uniformados habían tratado de detener a un grupo de jóvenes que rompieron el encierro obligatorio impuesto en Michoacán y jugaban fútbol en la calle.
Con la misma violencia fueron alejados elementos municipales de Puebla. Habitantes los golpearon e insultaron cuando les pidieron que se pusieran cubrebocas como parte del operativo para evitar la propagación del COVID-19.
Las muestras de desobediencia de las medidas contra la pandemia se han visto en todo el país, donde se han impuesto diversas acciones para contrarrestarlas.
El gobierno federal al igual que el de Ciudad de México han llamado a la conciencia de la gente, pero el último reporte de movilidad indica que a un mes y medio del inicio de la cuarentena está aumentando considerablemente el número de personas que salen a las calles.
Ante ello, en diversos estados usan la fuerza pública, como muestra un video captado en el estado de Tabasco.
Y de manera extraoficial, en entidades como Guerrero, los grupos del crimen organizado, son los encargados de mantener el orden, demostrando -según analistas- la permanencia y crecimiento de su poder aun en medio de la emergencia.
"En algunas zonas del país ellos son el gobierno, son los que mandan, los que están sustituyendo al Estado México", advierte José Gil Olmos, experto en temas de narcotráfico.
A través de narcomantas, los criminales ordenan a la gente que no salga y advierten con imágenes sobre lo que les puede pasar.
"Por favor, quédense en su casa, porque el que no, esto le va a pasar", dice el mensaje.