CIUDAD DE MÉXICO - Los supuestos abusos por parte de las autoridades han sido grabados y exhibidos por los propios migrantes que avanzan en caravana hacia la frontera norte de México.
En las redes sociales las mujeres y hombres como Milton Lizandro, denuncian que han sido agredidos y separados de sus familias.
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El guatemalteco narró que a pesar de que tienen permiso para estar en el país, los elementos del Instituto Nacional de Migración en Chiapas se llevaron a su esposa y a sus tres hijos en un vehículo oficial, y a él y a su bebita en otro camión.
"Estamos confirmando lo que la gente viene diciendo, es cierto que no están validando su pase, ni su visa humanitaria", dice el ciudadano guatemalteco.
Apenas el fin de semana los uniformados trataron de impedir el paso al primer grupo de extranjeros que cruzó la frontera sur de esta nación y hubo enfrentamientos.
En medio de la trifulca, un hombre fue sometido por agentes de migración y pateado en la cabeza. Las autoridades aseguraron que quienes lo hicieron fueron sancionados, pero eso no detuvo a sus compañeros.
El lunes, cuando arribó la segunda parte del contingente la violencia, volvió a aparecer. Entre los jalones, los golpes y cientos de detenidos, algunos como Antony Ortega, escaparon escondiéndose durante horas entre la maleza.
"Cuando nosotros salimos del monte había como unas 16 mochilas tiradas y sangre en el lado, que la gente se quiso defender para poder salir. Fue muy doloroso", dice Antony.
Los defensores de los derechos humanos han condenado los actos de represión registrados los últimos días contra estos grupos de migrantes, pero el gobierno mexicano no se ha pronunciado al respecto.
El sacerdote César Augusto ha sido testigo de estos hechos.
"No estamos de acuerdo con las acciones que está realizando el gobierno federal ante esta cacería de migrantes", dice el sacerdote César Augusto Cañaveral, de la Arquidiócesis de Tapachula.
Pero aun sabiendo el riesgo que corren, los migrantes siguen avanzando impulsados por la fuerza de sus sueños.